
Hablar a cerca de los nuevos territorios desde la perspectiva del diseño y la arquitectura resulta un reto cuando se vive en el contexto de hoy. El ser humano habita en la actualidad en un lugar que al igual que él, ha venido evolucionando a lo largo del tiempo, mutando y transformándose como cualquier especie viva. En efecto la ciudad hoy ha cobrado vida y se ha convertido en un hábitat que promete extenderse y llegar a conquistar lugares nunca antes pensados. A lo largo del presente texto se pretende entonces definir cuáles son éstos nuevos territorios y desde la perspectiva del diseño y la arquitectura se intentará definir hacia donde van encaminados.
Los nuevos territorios no necesariamente se remiten a la ciudad. En efecto los nuevos territorios pueden tratarse de espacios tanto del sector urbano como del rural. Sin embargo ¿Por qué pensar que los nuevos territorios se refieren a un lugar tangible y específico? Estamos obligados hoy a romper dicho límite y a entender que de los nuevos territorios se derivan otra serie de conceptos que definen su significado. Todo término geográfico (como por ejemplo el de nuevos territorios), lleva detrás un concepto de geografía humana que por lo tanto debe también conocerse y comprenderse.
En su texto El Hombre en la Tierra, Max Sorre explica que “…el ser humano, agrupado en sociedad, es un agente transformador de la superficie terrestre: su accionar lo modifica en función de las necesidades e intereses que los grupos humanos manifiestan…” (Sorre, 1997) por lo que es válido afirmar que dichas transformaciones son generadas debido a procesos agrícolas, urbanos, industriales, de transporte, comerciales, socio-culturales, político-económicos o de la vida cotidiana. Ahora bien, el tener conciencia sobre esta relación es lo que nos permite entender la geografía humano y sobre todo su influencia sobre los nuevos territorios.
El pionero de la geografía humana fue el francés Elisée Reclus, quien se encargó de escribir las primeras obras de la también llamada antropo-geografía las cuales serían más tarde retomadas por otros autores del siglo XIX más específicamente en Alemania. Sin embargo en la actualidad esta disciplina se ha ido difundiendo entre otras ciencias del saber y ha ido jugando un papel importante en profesiones como las del diseño industrial o la arquitectura. Esto se debe sencillamente a que la relación hombre-espacio es lo que constituye el objetivo de ambos estudios y de ahí la importancia de estudiar la evolución del ser humano para comprender la que se lleva a cabo a nivel de espacio.
Cuando se logra entender que los cambios generados por el hombre y por ende los generados en el hombre suceden por las distintas motivaciones que a diario lo impulsan a actuar, se encuentra entonces un patrón que permite definir la evolución de su mismo hábitat. Dentro del espacio habitado por el ser humano comienza a verse la construcción de un entorno que está destinado a ser casi que una segunda piel para el hombre. El hábitat es ahora el lugar que le proporciona protección, dentro del cual realiza actividades cotidianamente, conviviendo con otros seres de su misma especie, enfrentando nuevos problemas y asumiendo así mismo nuevos retos para prolongar su existencia.
Estos problemas y estos retos se deben a todo lo que el hombre construye paralelo a la construcción de su hábitat: una comunidad, una religión, un partido político, unas costumbres, un estilo de vida que termina por influenciar el estilo del lugar que lo rodea.

Hoy en día, aquellas poblaciones en donde el hombre se mantiene aún fiel a sus tradiciones y a sus orígenes (como por ejemplo las comunidades indígenas), habitan en territorios que se han comportado de igual manera (el campo, la selva, entre otros) conservando las mismas características que el espacios les ha proporcionado desde su nacimiento y empleando por lo tanto medios primitivos que aún hoy resultan funcionales y prácticos para la realización de sus actividades diarias.

(Tribu Emberá que se mantiene virgen en los alrededores de ciudad de Panamá)
Sin embargo aquellas poblaciones que se han visto influenciadas por el espíritu de la conquista, en donde factores como el consumismo generan presiones constantes en la forma de pensar, ver y actuar dentro del entorno, ésta piel la constituyen territorios como el de la ciudad. La iluminación, la velocidad, el movimiento y el ritmo propios de la ciudad, no son más que el reflejo de lo que el hombre ha manifestado con su evolución. Y es que los nuevos territorios apuntan a esto mismo: el hombre plasmará en su hábitat todo aquello que lo identifique y que construya en él un sentido de pertenencia y de correlación. De esa manera se comprende entonces que los nuevos territorios resultan desconocidos en tanto que no se sabe de qué manera el hombre se comportará en un futuro y de qué forma sus nuevas actitudes transformarán el entorno que lo rodea.
Esto se ha hecho latente ya desde la arquitectura y desde el diseño pues cada día se conocen nuevos proyectos que reflejan el pensar humano y que desafían las leyes ya establecidas rompiendo esquemas y límites. El diseño y la arquitectura hoy deben fusionarse en pro de la búsqueda de estos inciertos territorios con el fin de acompañar al hombre en su proceso evolutivo que al fin y al cabo da como resultado un proceso constructivo y de formación para el espacio.
(The Opus Arq. Zaha Hadid. Proyectado a 2010)
Referencias Bibliográficas
· Sorre, M. (1997). El hombre en la Tierra. Ed: Labor, Pág. IX-XI.
· Bony, A. (2004). Le design. Ed: Larousse. Pág. 218 – 220.
· Imágenes de archivos personales.